lunes, 12 de agosto de 2013

¡No vayas al circo!

Cada vez que acudimos con nuestros hijos a espectáculos en los que simpáticos animalitos nos muestran las habilidades que son capaces de realizar de forma aparentemente sencilla, nos convertimos en cómplices del proceso de tortura y sufrimiento a que son sometidos desde muy pequeños, con el fin de repetir incansablemente posturas antinaturales para ellos, amenazados por el temor de ser maltratados si no obedecen las órdenes de su sonriente "entrenador".

En el caso de los elefantes, el proceso de entrenamiento (denominado "Ringling") comienza cuando los animales son muy pequeños y, por lo tanto, más vulnerables.

Los primeros seis meses de vida del bebé elefante transcurren con las cuatro patas atadas en constante tensión. Este periodo finaliza cuando el elefante se rinde y deja de luchar por su libertad. 

Destetados y separados de sus madres, permanecen atados 23 horas al día para conseguir someterlos.

A continuación se le ata a un elefante adulto que le obliga a moverse, siguiendo las indicaciones de su entrenador. 

Al mismo tiempo, cuatro o cinco personas le obligan a moverse cada vez que lo ordena el entrenador.

Esta etapa se desarrolla hasta los 22 meses de vida.

Cuando el elefante ya entiende algunas instrucciones básicas, se le atan las patas de dos en dos durante 2 ó 3 horas al día.

El bebé elefante no deja de llorar y de lamentarse, pero la perseverancia del hombre consigue finalmente su objetivo: su sometimiento y su obediencia.

En palabras de un profesional del entrenamiento: "me avergüenzo de lo que hago..."

Más sobre el proceso de aprendizaje.

En caso de rebeldía, se aplican descargas eléctricas directamente en la cabeza.

Varios hombres tratan de someter al bebé elefante "rebelde".


A base de porras eléctricas y de asfixia se le obliga a realizar el ejercicio de "acostarse y levantarse".



Constantemente es obligado con un bastón dotado de un garfio en el extremo.


Así el elefante aprende que, para no ser golpeado y lastimado con un garfio, debe sentarse, lanzar la pelotita y colarla por el aro.


¡Siéntate!

¡Venga! Apoya la trompa y saluda al público...


¿Es necesario todo esto? No vayas al circo.


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