domingo, 1 de junio de 2014

Bajau Laut. Los últimos nómadas marinos.

Las técnicas de pesca destructivas son una práctica común entre las poblaciones costeras del Triángulo de Coral. Los métodos preferidos son las bombas de fertilizantes caseras y el cianuro de potasio, que no sólo han diezmado los arrecifes en la región marina más grande y diversa del mundo, sino que han destruido innumerables vidas humanas.

De todas estas comunidades, la Bajau Laut es la que quizás ha sufrido más. Los Bajau Laut son algunos de los últimos verdaderos nómadas marinos. Un grupo étnico de origen malayo, que desde hace siglos vivió siempre en el mar, surcando una extensión oceánica que abarca Malasia, Filipinas e Indonesia. En las últimas décadas, muchos han sido forzados a establecerse permanentemente en tierra, pero todavía unos pocos viven en largas barcazas conocidas como "lepa lepa". La pesca tradicional con redes y sedales es sustituida por la que realizan buceadores, que se sumergen a profundidades inverosímiles en busca de perlas y pepinos de mar, o para cazar con arpones hechos a mano.

Pero estas técnicas tradicionales se han ido sustituyendo por el uso del cianuro y por la pesca con dinamita, prácticas que están siendo impulsadas ​​principalmente por el comercio de peces vivos, una industria cuyo valor mundial se estima en un 1 billón de dólares americanos. El epicentro de este comercio es Hong Kong, mientras que Indonesia suministra la mayor parte de los peces, lo que representa casi el 50% de todas las importaciones. Los objetivos son el mero y el pez Napoleón, especies de los arrecifes que son clave para la preservación de los ecosistemas coralinos.

La cosmología tradicional Bajau, una mezcla entre sincretismo animista e Islam, revela una compleja relación con el mar, que para ellos es una entidad heterogénea y viva. Hay espíritus en las corrientes y en las mareas, en los arrecifes de coral y en los manglares. 

James Morgan dice: "Mi interés se centra en la posibilidad de que se integre la cultura singular de los Bajau con las más amplias estrategias de conservación marina, en lugar de la destrucción de su cultura y de los espectaculares entornos marinos que sido su hogar durante siglos".

Enal juega con su tiburón mascota. Wangi Wangi, Indonesia.

El Triángulo de Coral es una vasta extensión de océano, de unos 6 millones de kilómetros cuadrados, que abarca Indonesia, Malasia, Timor-Leste, Papúa Nueva Guinea, Filipinas y las Islas Salomón. La zona es la verdadera Amazonía de los océanos: contiene alrededor del 75% de las especies de coral del mundo y es hogar de miles y miles de especies de ballenas, tiburones, tortugas, atunes y otros peces de arrecife, muchos de los cuales están en peligro crítico. Papúa Occidental, Indonesia.

Tradicionalmente, los cazadores-recolectores Bajau han subsistido por sí mismos gracias, sobre todo, a la pesca submarina. Pulau Papan, Togian Islands, Indonesia.

Embarcaciones tradicionales Bajau, los "lepa lepa", frente a las costas de Pulau Bangko. Cada vez más Bajau están abandonando su estilo de vida nómada tradicional para instalarse en viviendas permanentes en las aldeas. Unos pocos todavía eligen vivir la mayor parte de sus vidas en el mar. Sulawesi, Indonesia.

La actual generación de Bajau puede ser la última que vea individuos que pasan toda su vida en el mar. No hay duda de que parte de un conocimiento muy importante está en peligro de desaparecer con ellos. Este conocimiento podría jugar un papel importante en la preservación del Triángulo de Coral y de los océanos del mundo.

Ibu Diana Botutihe es una de las pocas personas que quedan en el mundo que ha vivido toda su vida en el mar. Visita tierra de forma intermitente por una cuestión de necesidad, con el fin de comerciar con peces a cambio de arroz, agua y otros alimentos básicos. Sulawesi, Indonesia.

Amja Kasim Derise cocina la cena en su barca Lepa Lepa. La parte posterior de la embarcación se utiliza para cocinar, el centro para descansar y la proa para la pesca. Sulawesi, Indonesia.

Jatmin, especialista en pulpos, lleva su captura al barco en las aguas poco profundas de la costa de Sulawesi, Indonesia.

Jatmin emerge con un pulpo. Los arpones que los Bajau llevan a menudo son muy útiles para sacar las criaturas de los agujeros en los que se esconden. Sulawesi, Indonesia.

Estos dos niños pertenecen a una familia Bajau que ha fijado su residencia en una de las innumerables islas deshabitadas que bordean la costa de Sulawesi. Incapaces de ganarse la vida en tierra,  han regresado de nuevo al mar con el fin de vivir de forma auto-suficiente, en torno a 'cari laut': buscando en el océano.

Pesca artesana en Wakatobi, Indonesia.

La pesca del mero de manera tradicional, con anzuelo y sedal, en comparación con el uso del cianuro, produce una captura mucho menor y disminuye radicalmente las ganancias. Mientras que los pescadores y las empresas exportadoras están haciendo esfuerzos por continuar con esta forma más sostenible de pesca, sería necesario un cambio en la naturaleza de la demanda de los consumidores. La sensibilización de los consumidores ofrece la mayor oportunidad de conseguir que una industria de peces vivos sostenible sea una realidad.

Adicionalmente a las redes y a los sedales, utilizados tradicionalmente en la pesca, los Bajau utilizan un 'pana' (harpón) hecho a mano para alancear sus capturas. Pulau Papan, Togian Islands.

Moen Lanke desprende almejas del arrecife con una barra de hierro. Contiene la respiración durante largos minutos bajo el agua, mientras realiza su trabajo. Sulawesi, Indonesia

Moen Lanke pasa la mayor parte del año en el mar, subsistiendo casi exclusivamente con lo que ofrece el océano. Sulawesi, Indonesia.

Moen Lanke, segundos después de una apnea para coger almejas. El peso de la barra de hierro lo mantiene en el fondo y le permite moverse por el arrecife. Con el fin de evitar el problema de la compensación (una técnica utilizada por los buzos para equilibrar la presión del oído interno y externo bajo el agua), es práctica común entre los Bajau romper intencionadamente sus tímpanos a una edad temprana.

Abu Ani observa a su hijo,Ramdan mientras busca almejas. Su marido, Ani, murió mientras buceaba.

Ramdan pesca con su arpón "pana". Desde que su padre murió buceando, Ramdan pesca en el arrecife con el fin de mantenerse a sí mismo y su madre. Torosiaje, Indonesia.

Ramdan saca una langosta del fondo del mar. Las aguas poco profundas son una enorme fuente de todo tipo de criaturas marinas para la alimentación y el comercio. Torosiaje, Indonesia.

Preparación del pepino de mar (teripang), un alimento básico y valioso producto de exportación para los Bajau.

Los Bajau dependen del mar para alimentarse y subsistir. Togian Islands, Indonesia.

Los Bajau son buzos hábiles. Descienden a profundidades inverosímiles en busca de comida y otras criaturas para su comercio. Togian Islands, Indonesia.

Captura de rayas. Torosiaje, Indonesia.

El gobierno de Indonesia ha realizado un gran esfuerzo para trasladar a los Bajau, tradicionalmente nómadas, a comunidades asentadas en la tierra. En Torosiaje, muchos Bajau abandonaron los hogares proporcionados por el Estado y construyeron este pueblo sobre pilotes, adentrándose 1 kilómetro en el mar. La falta de servicios básicos y las falsas promesas gubernamentales les han  llevado de nuevo a su antigua forma de vida nómada. Sulawesi, Indonesia.

Una joven Bajau de la aldea de Torosiaje busca pepinos de mar y marisco. El camino hacia la autosuficiencia comienza a una edad temprana, ya que los niños aprenden las habilidades vitales de búsqueda de alimento en aguas poco profundas. Sulawesi, Indonesia.

Para los niños que nacen en Torosiaje, pueden pasar varios años antes de poner pie en tierra firme. El pueblo sobre pilotes tiene una escuela secundaria, pero los niños mayores se desplazan al continente. Sulawesi, Indonesia.

Un anciano Bajau descansa por un momento, mientras canta el Ikiko, una canción épica Bajau que si se canta en su totalidad tardaría dos días en completarse. Refil observa mientras recuerda a sus viejos amigos y a la cultura que está desapareciendo con ellos.

Muchos ancianos Bajau viven ahora en comunidades. Su infancia viviendo como nómadas en el océano es ahora un recuerdo lejano.

Las costumbres y la cultura de los Bajau han cambiado. Esta mujer se aplica pomada para blanquear su piel. Kabalutan, Indonesia.

Oración nocturna en una mezquita sobre pilotes. Además de la fe más ampliamente practicada, los Bajau poseen su propio "Pamali": una serie de tabúes y prácticas rituales que rigen su interacción con el mar. Wangi Wangi, Wakatobi, Indonesia.

A pesar de que la mayoría de los Bajau ahora viven en comunidades sobre pilotes y de que construyen sus mezquitas sobre el océano, mantienen una serie de creencias sincréticas que establecen una profunda reverencia por el océano y por los espíritus que habitan en el. Torosiaje, Indonesia.

Pak Usrin muestra cómo hacer una bomba de fertilizante. Me asegura, sin embargo, que dejó de bombardear los arrecifes en 2005. Hoy se le paga a través de Reef Check Indonesia para proteger el coral de su medio ambiente local. Wakatobi, Indonesia.

Ibu Hanisa perdió las manos y la visión de un ojo cuando una bomba de fertilizante casera explotó en su casa. Hay costos humanos, así como para el medio ambiente, por la utilización de prácticas de pesca destructivas.

El buceo con compresor, a menudo junto con la pesca con cianuro, siguen siendo una práctica común entre los Bajau Laut a pesar de ser insostenible, ilegal y muy peligrosa. Los hombres jóvenes Bajau, y con frecuencia los niños, se sumergen de forma rutinaria hasta una profundidad de hasta sesenta metros con aire bombeado a través de una manguera y de un regulador, sin conocimiento de los peligros inherentes del buceo a tales profundidades. El uso de compresores de buceo es una de las principales causas de muerte no natural entre las comunidades Bajau que he visitado.

Pak Lapoli muestra el uso de cianuro para capturar meros vivos. El cianuro de potasio destruye colonias enteras de arrecifes, y la mezcla mortal se dispersa por el efecto de las corrientes. Se piensa que es más destructiva a largo plazo que la pesca con explosivos.

Una importante fuente de ingresos para los Bajau es la venta de capturas de mero vivos a empresas exportadoras de pescado. Al final del día, un pescador Bajau traslada su captura a las «jaulas», grandes redes submarinas utilizadas por las empresas exportadoras para almacenar mero y otros peces de arrecife vivos. Isla Tomian, Wakatobi, Indonesia.

Tadadak con un mero en la isla de Tomian. El mero, junto con el pez Napoleón, es una de las especies más demandados en el comercio de peces vivos. Es lamentable, ya que también es una de las especies vitales para la preservación de los ecosistemas coralinos y de los arrecifes. Wakatobi, Indonesia.

Un cargamento de peces de arrecifes vivos de Sulawesi se descarga en Bali, una escala de camino a Hong Kong y la China continental. Bali, Indonesia.

Si los peces han sido capturados con cianuro, son inyectados con tetraciclina con el fin de reducir su tasa de mortalidad. El antibiótico puede permanecer en el cuerpo de un pez un máximo de una semana. Wakatobi, Indonesia.

El mero es transportado a un centro de almacenamiento en Bali, donde se mantiene en tanques de peces vivos y espera hasta su traslado en avión a Hong Kong y China continental.

Mercado de pescado de Hong Kong. Hong Kong es el epicentro de un comercio de peces vivos cuyo patrimonio mundial se estima en 1 billón de Dólares Americanos. Hong Kong.

Un mero, recién llegado a Hong Kong, a la venta en un restaurante frente al mar en la ciudad de Sai Kung. Sai Kung, Hong Kong.

Los acuarios de los restaurantes de Hong Kong están repletos de peces que han viajado miles de kilómetros desde las aguas en las que se capturaron. Más de la mitad de la captura proviene de Indonesia, donde las poblaciones están siendo diezmadas por culpa de la demanda a gran escala de los consumidores. Sai Kung, Hong Kong.

Se estima que el mercado de pescado vivo de arrecife de Hong Kong alcanza un valor de más de 400 millones de dólares al año. El apetito chino por los peces vivos de arrecife es tan voraz que está afectando a los estilos de vida y a las prácticas de pesca de todo el Triángulo de Coral. Wan Chai, Hong Kong.

Después de viajar miles de kilómetros, el mero manchado rojo finalmente termina en una plancha del famoso restaurante Jumbo de Hong Kong, donde menos de medio kilo se vende por 1.000 dólares HK (100 EUR). Bien pudo haber sido capturado con prácticas pesqueras destructivas y peligrosas. Por el momento no hay manera de que los restauradores y los consumidores sepan realmente de donde procede el pescado y, más importante aún, cómo ha sido capturado. Hong Kong.


James Morgan (1986 ) es un galardonado fotoperiodista y cineasta inglés. Tiene su base en Londres, pero trabaja principalmente a en Asia, África y América del Sur. Ha trabajado para WWF, BBC, Sunday Times, New York Times, The Guardian, la USAID y muchos otros. 

Las serie de imágenes de "los últimos nómadas del mar" de Indonesia obtuvo numerosos premios y continúa siendo publicada y exhibida en todo el mundo.



Vía: James Morgan


No hay comentarios:

Publicar un comentario