En la década de los setenta, el arte marcial del kung-fu llegó a ser un fenómeno de la cultura popular debido a la renombrada serie televisiva del mismo nombre. El protagonista de la serie, un monje fugitivo del monasterio Shaolin, se encuentra en el mundo occidental.
A partir de aquel momento, el kung-fu y el Shaolin han sido asociados con aquel monje-guerrero icónico con una habilidad extraordinaria. Pero para los budistas, el Shaolin sigue siendo la cuna de una de las formas más significativas de la religión llamada chan; una disciplina que valora el perfeccionamiento espiritual personal por medio de la meditación por encima de oraciones y ceremonias.
Introducidos en el siglo 5 A.C. por el monje hindú Bodhidharma, los principios de contemplación y artes marciales presentes en la vida diaria de los monjes son considerados como un remedio contra la debilidad física e indolencia. A pesar de las vicisitudes de la historia, la tradición monástica sobrevivió hasta la Revolución Cultural de Mao, cuando el templo Shaolin fue oficialmente clausurado. Pero la organización formal, con un prior como líder, permaneció intacta, y en la década de los 80 el templo fue reabierto como un centro de formación y atracción turística.
Los estudiantes de kárate, judo y thai box a menudo se niegan a reconocer el kung-fu como un arte marcial debido a su teatralismo y la puesta a prueba de la resistencia propia en lugar de la del opositor. En cierta forma, esto es verdad. El entrenamiento en el kung-fu es mayormente realizado sin contrincantes, ya que nunca había intención de matar, y la denominación poética de los movimientos implica más una meditación en lugar de un combate. Sin embargo, la única diferencia entre romper un jarro de arcilla y destrozar un cráneo humano con sólo las manos es la conciencia de la voluntad.
A pesar de la comercialización, el kung-fu mantiene un carácter místico más cerca de una disciplina monástica que de las actuaciones de gladiadores modernos.
Fotos de Tomasz Gudzowaty
Tomasz Gudzowaty nació en 1971. Se graduó de la Facultad de Derecho en la Universidad de Varsovia. Se interesó en la fotografia humanística y la forma clásica de foto-ensayo en blanco y negro. Empezó con fotografias de la naturaleza (con las que obtuvo sus primeros éxitos internacionales), cambiando luego al reportaje social, y hace unos años empezó a concentrarse en la fotografía del deporte. Le interesan particularmente los deportes exóticos, no comercializados o típicos, los que salen fuera de lo común. Sus fotos han sido publicadas en Max, L’Equipe, Guardian, Newsweek, Forbes, Time y Photo entre otras. Es autor de algunos álbumes y múltiple ganador de los concursos más importantes de fotografía: World Press Photo, Pictures of the Year y NPPA Best of Photojournalism. Coopera con la agencia Focus Fotoagentur en Hamburgo, así como con Yours Gallery en Varsovia.
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