sábado, 19 de octubre de 2013
Las medusas toman los mares. Y puede ser demasiado tarde para detenerlas.
La semana pasada, la planta nuclear de Oskarshamn (Suecia), que suministra el 10% de la energía del país , tuvo que detener uno de sus tres reactores como consecuencia de una invasión de medusas que obstruían las tuberías de su sistema de enfriamiento.
El invasor: una criatura llamada Medusa Luna, que se compone de un 95% de agua y que no tiene cerebro. No es lo que se podría llamar una especie amenazante por si sola, o si se tuviera que lidiar con unos pocos ejemplares.
En masa, las medusas son un problema mayor. "El fenómeno (los bancos de Medusas Luna)... se produce a intervalos regulares en las tres centrales nucleares de Suecia", dice Torbjörn Larsson, portavoz de la empresa eléctrica E.ON, propietaria de Oskarshamn. Larsson no menciona el coste que ha supuesto a la compañía el cierre, pero señaló que las medusas también ocasionaron otro cierre en el año 2005.
Las zonas costeras de todo el mundo han luchado con proliferaciones de medusas similares. Estas invasiones están aumentando en intensidad, frecuencia y duración, dice Lucas Brotz, experto en medusas de la Universidad de la Columbia Británica.
Durante la investigación de 45 grandes ecosistemas marinos, Brotz muestra que en el 62 % de estos se registró un aumento en las invasiones desde 1950. En esas áreas, el creciente número de bancos de medusas ha causado cortes en el funcionamiento de plantas energéticas, la destrucción de miles de toneladas de pesca y la imposibilidad del disfrute del baño en las playas de distintos destinos turísticos.
La proliferación de medusas parece estar relacionada en gran medida con el impacto del hombre sobre los océanos. Estos datos permitirían augurar que los desastres ocasionados por las medusas podrían desestabilizar algunas economías.
La plaga de la medusa
Situaciones similares a la de Oskarshamn se están produciendo en todo el mundo. Inmensos bancos de medusas han interrumpido la generación de energía en todas partes: desde Muscat a Maryland, desde Corea del Sur a Escocia. Las cosas no van mucho mejor en el sector pesquero, donde estas plagas han acabado con miles de millones de dólares de ingresos en los últimos decenios. Son una pesadilla para los pescadores, que deben lidiar con redes repletas de estos seres. Una de estas invasiones, que se repiten ahora todos los años en Nomura (Japón), con ejemplares del tamaño de un frigorífico grande, provocaron el hundimiento de un barco de 10 toneladas cuando los pescadores trataban de transportar una red llena de medusas.
El turismo se ha visto tocado también. Este verano, un banco de millones de medusas a lo largo de 300 kilómetros de la franja de costa mediterránea, ha provocado el acortamiento de la temporada de baño para los cientos de miles de turistas que visitaban sus playas, informa The Guardian. Unas 150.000 personas son tratadas por picaduras de medusas cada verano en el Mediterráneo.
La Avispa Marina: la criatura más mortífera del planeta
Los residentes de Australia y del Sudeste Asiático comparten costas con la Avispa Marina, cuya picadura "supone el proceso de envenenamiento más explosivo que conoce el ser humano en la actualidad", escribió un equipo de científicos. El veneno inyectado desde sus tentáculos de más de 10 metros de largo "convierte los tejidos en sopa", como indicó un biólogo marino, provocando el colapso cardíaco. La muerte sobreviene generalmente en los primeros cuatro minutos desde la picadura. En Filipinas, cada año, entre 20 y 40 personas mueren a causa de las picaduras de la Avispa de Mar.
Luego está la Irukandji. El primo diminuto de la familia de las medusas. La Irukandji es lo más parecido a la muerte perfecta en el reino animal.
"Por lo general, con un tamaño similar a un terrón de azúcar, la Irukandji es difícil de ver, y su aguijón no deja rastro. Alrededor de 10 minutos después del contacto, las víctimas sufren todo tipo de insoportables dolores de espalda. Los vómitos son incesantes y las vías respiratorias se constriñen. La piel se "desprende". Las desafortunadas víctimas sucumben, a veces, por hemorragia cerebral, presión arterial muy elevada o extrema. En el 30% de los casos experimentan algún tipo de insuficiencia cardíaca", tal y como relata la revista Scientific American .
Una de cada cinco víctimas acaba en la UCI.
"Es difícil saber cuántas víctimas se ha cobrado la Irukandji", escribe el biólogo Tim Flannery, ya que muchas de sus muertes, sin duda, se han asociado con accidentes cerebro-vasculares, ataques cardíacos o ahogamientos."
Australia es conocida por su extensa colección de bestias marinas letales. Pero ahora estas dos especies de medusas aparecen ya en Florida (USA) y en otros lugares.
Seis Avispas Marinas casi acaban con la vida de la nadadora de resistencia Chloe McCardel el pasado mes de junio (que sobrevivió milagrosamente a pesar de haber ingerido un tentáculo como si fuera un "spaghetti"). Informes de picaduras de Avispas de Mar proceden de la India, de Ciudad del Cabo y hasta de Gales.
Una máquina de reproducción que es casi imposible de matar
Nadie es capaz de explicar como es posible que la Avispa Marina y la Irukandji se estén extendiendo de esa manera. Varias especies de medusas se están adaptando a nuevos hábitats año tras año. Probablemente, se deba a que, desde un punto de vista evolutivo, las medusas están biológicamente preparadas para extenderse a través de los mares.
He aquí por qué:
Tienen pocos depredadores. Por supuesto, cuando alcanzan nuevos ecosistemas, las medusas, a menudo, no cuentan con depredadores naturales.
Son máquinas de alimentarse. El ctenóforo o Medusa Peine acabó con 255 millones de Euros de la industria pesquera del Mar Negro. Son capaces de ingerir 10 veces su peso corporal en un solo día. A pesar de que necesita comer sólo el 16% de su peso corporal para seguir creciendo. El resto del alimento las hace cada vez más grandes.
Juegan sucio frente a sus competidores. No sólo las medusas compiten con los peces más pequeños que les sirven de alimento, sino que también se alimentan de sus huevos. Esto provoca el desplome de la poblaciones de algunas especies.
Son proliferadores de clase mundial. Las medusas no tienen versiones de bebé de sí mismos, como el resto de los animales. Crean pólipos, pequeños paquetes de clones, que se adhieren a superficies duras y que esperan su oportunidad para liberar a las medusas pequeñas. Sin embargo, mientras esperan, esos pólipos siguen clonándose a sí mismos, creando más paquetes de futuras medusas.
Son (casi) invencibles. Una de las razones por la que la proliferación de medusas es tan desastrosa es que son casi imposibles de eliminar. De hecho, algunas especies proliferan exponencialmente. Cuando las células de una especie se liberan por su descomposición post-mortem , se "reencuentran" con otras células y crean nuevos pólipos completos.
¿Por qué está pasando esto ahora?
Es posible que hayan vencido a la evolución.
Pero en la historia conocida de la humanidad, nunca antes estas proliferaciones de medusas habían infestado los mares.
Así que, ¿Por qué ocurre esto ahora?
A lo largo de la historia, el complejo entramado de la vida marina de las medusas se ha mantenido bajo control. Gracias a factores como la pesca excesiva, la contaminación y otros, "la población de medusas se ha disparado hasta extremos que nunca podría haber imaginado...", explica la biólogo Lisa-Ann Gershwin.
Algunos de esos efectos, se explican a continuación:
Desaparición de la cadena alimentaria
La pesca excesiva crea más oportunidades para que las medusas se alimenten y se reproduzcan. Por ejemplo, el saqueo del salmón ha eliminado uno de los pocos depredadores de medusas. Sin un freno a su población, crecientes hordas de medusas se alimentan de los huevos de los peces más pequeños. Las medusas también causan estragos en la cadena alimentaria cuando son introducidas en nuevos ecosistemas. Por lo general, a través del agua de lastre que los petroleros absorben y liberan como contrapeso para su carga.
Sobreviviendo a todo lo demás
Otros contribuyentes al auge de las medusas son las "zonas muertas", creadas por lo que los científicos denominan "la eutrofización". Los pesticidas agrícolas y las aguas residuales bombeadas a los ríos se vierten en los océanos. Esto afecta el fitoplancton, las diminutas plantas acuáticas que suponen el alimento de un gran número de criaturas marinas. Normalmente, el fitoplancton es rico en nutrientes procedentes de los fondos marinos. Pero, en ocasiones, su crecimiento se descontrola, dopado por el nitrógeno y por el fósforo, provocando la proliferación de algas, como ocurre en Qingdao (China) cada verano.
La cadena alimenticia genera cada vez más excrementos y más criaturas muertas, que se sumergen hacia el fondo, separando el agua de oxígeno. Como la mayoría de los seres vivos no pueden sobrevivir en las zonas con poco oxígeno, su población decae. Esto, sin embargo, no ocurre con las medusas, que precisan muy poco oxígeno para sobrevivir.
Así como la población de otros animales disminuye, las colonias de medusas se expanden. El mejor ejemplo es el de China, donde la contaminación del río Yangtze en el oeste de China ha formado grandes zonas muertas en China Oriental y en el Mar Amarillo. Los científicos opinan que el fenómeno de "las zonas muertas" es el responsable del aumento de medusas en Nomura (Japón):
¿Cómo los seres humanos han provocado el incremento de la clonación de las medusas?
Los seres humanos también están ayudando a que las medusas se reproduzcan.
Hace algunos siglos, las superficies duras donde los pólipos podían aferrarse estaban constituidas, principalmente, por los fondos marinos y las conchas de ostras y otros moluscos. Gracias a la proliferación de estructuras humanas, el mundo entero es ahora su "concha de ostra": muelles, plataformas de perforación, paquetes de cigarrillos, botellas de plástico, envases, turbinas eólicas, barcos, etc. son algunas de las nuevas superficies a las que los pólipos de medusas pueden aferrarse:
Vía: The Presurfer y Quartz
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