El volcán Ijen se encuentra en la provincia indonesia de Java Oriental. En su cráter alberga un enorme lago turquesa de aguas ácidas, junto al que se depositan enormes cantidades de azufre.
Cada día, cientos de personas acuden a ese lugar. Hombres y niños remontan la ladera del volcán hasta la mina de azufre, recogen el mineral y lo transportan de vuelta sobre sus espaldas. Para ellos, el volcán representa su medio de vida. Para los visitantes, sin embargo, puede parecer una visión del Infierno de Dante.
Para los estándares de los países desarrollados, el salario que reciben los mineros, de unos 10 Euros al día, es bajo. En el este de Java se trata de un salario relativamente alto. No obstante, muchos de sus habitantes sólo consideraría este tipo de trabajo como último recurso. Numerosos mineros tienen deformaciones físicas. Es el precio que han pagado por el peso que llevan durante años sobre sus hombros. Por no hablar de la exposición a la atmósfera tóxica del cráter.
Antes de que el azufre pueda ser transportado, tiene que ser extraído. La manera de hacer esto es fascinante, pero muy peligrosa. Los gases que escapan del volcán se canalizan a través de tuberías de cerámica.
El azufre se debe filtrar, para eliminar restos de tierra y piedras. El producto final se utiliza para la vulcanización de caucho, el blanqueo de azúcar y la fabricación de pesticidas.
El azufre, que en este punto es gaseoso, comienza a solidificarse derramándose por los tubos en forma de líquido escarlata. A continuación, crea depósitos en la superficie que se endurecen al enfriarse. Se depositan alrededor de 70 toneladas al día.
Una vez frío, los mineros lo rompen en pedazos y lo transportan por la ladera del volcán. Pueden llegar a cargar con hasta 90 kilos.
Los mineros que trabajan en estas extremadamente duras condiciones adolecen de graves problemas respiratorios. Muchos de ellos no pueden permitirse comprar ropa de protección. Gran parte de los 200 mineros que trabajan en Ijen sufren de problemas de espalda, causados por el enorme peso del azufre que acarrean, dos veces al día, montaña abajo. Algunos incluso trabajan descalzos.
No cuentan con equipos de seguridad o de protección.
Se trata del mayor lago ácido del mundo. Su pH es de 0,5 a causa del ácido sulfúrico que contiene. A menudo, por la noche, aparecen llamas azules en su superficie. Este ácido es expulsado por el cráter a 600º C. Las llamas a menudo pueden llegar a alcanzar 6 metros de altura.
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